A MODO DE EPÍLOGO:
¿Qué tiene el flamenco para haberse hecho el amo de la escena sin ser el alma nacional?
¿Para estar en llama viva mientras otras músicas tradicionales bailan sobre sus cenizas?*
Génesis García. 2020
La Chana. Foto: Foteini Christofilopoulou
* Flamenco "on fire"...
Lo mismo que aquellas músicas que representa en piedra, y que estuvieron arriba de los escenarios, ahora están, como el propio monumento, olvidadas. Folklores, tonadillas, sainetes y zarzuelas, género lírico y estampas musicales de variada índole, expresamente escritas por libretistas y músicos liberales con las que se intentó construir desde el liberalismo ilustrado el alma nacional española. Ha quedado en costumbres, cantos y bailes residuales, en una cultura tradicional musical fijada en el tiempo tal como era y que permanece aventando sus cenizas, exhibidas como nostalgia estática de un tiempo que fue y ya no es. Es por eso que, paradójicamente, para que las músicas blancas tradicionales españolas vuelvan a tener vida en los escenarios han necesitado que sea el despreciado género flamenco el que prenda en ellas su llama viva, roja y negra, para que entren en calor y, si acaso ardan de nuevo, las cenizas grises del género lírico. Y mientras que otras músicas nacionales apenas perviven en los escenarios insuflándose algo de flamenco y otras músicas y danzas para mantenerse vivas, el flamenco vive siempre y ahora más que nunca en pleno ardor de su llama. El flamenco permanece en el mundo todo simbolizando el alma española como un arte vivo que desde el siglo XX da a otras músicas mucho más de los que recibe, inflamándolas de raíz, tradición y modernidad al mismo tiempo.
El flamenco tiene memoria y libertad en dobles partías.
¿Qué es eso que no cabe en el papel y que no se puede explicar? Eso que dejó en suspenso a Tomatito en el escenario mientras escuchaba una salía por tarantos de Camarón preguntándose: «dios mío, ¿esto qué es?»…
… Es memoria histórica y mítica, voz y el gesto de lo jondo depositada por los siglos en territorio Tartessos: «una isla oriental en occidente» donde «lo antiguo vive en lo nuevo»
Y es doble libertad, sociológica y musical. Recreado el flamenco al margen de doctrinas, pentagramas, pasos contados y academias.
Y tiene cultura jonda, escrita desde el siglo XX
En los escritos que reivindicaron el flamenco desde el siglo XX, haciendo viable la creatividad de sus artistas y visible la mitopoética jonda de alcance universal.
Porque, aunque marginal, las orillas también pertenecen al río de la historia.
Curso y discurso histórico del flamenco jondo que convergen en la voz del cante y en el gesto del baile
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“De mi padre tengo la garra y la fuerza. La energía de mi baile. Esa forma antigua que tengo de bailar también es de mi padre. De lo que yo le he visto. Pero no quiere decir que yo me ponga a buscar esa manera, sino que sale de mí de forma inconsciente. Yo busco lo nuevo, pero siempre me sale lo antiguo”
El jondo de auténtica raíz no quiere ser alma nacional, no quiere estar en los escritos, ni subirse a los escenarios: El Melu**, Moneos, Agujetas y Parrillas de Jerez.
** Los Melus no le cantan a ningún profano...
Agustín Fernández “El Melu”. Los Melu fueron carniceros toda la vida, el oficio de los gitanos emancipados, tablajero en Cádiz, una ciudad en la que el matadero era víscera principal. Francisco Orgambides.
Federico García Lorca dijo, en 1935, en una entrevista que le hicieron el “El Mercantil Valenciano” que “Desde Jerez a Cádiz, diez familias de las más impenetrable casta pura guardan con avaricia la gloriosa tradición de lo flamenco…” seguramente se estaba refiriendo a una de las familias como la de Agustín “El Melu”.
Que dijo en otra entrevista que su abuelo siempre decía:
– “Yo no le canto a ningún profano”. Porque qué sabe nadie cuando yo diga “Hospitalito de Caí, a mano derecha, allí tenía la compañerita mía de mi arma, la camita hecha”
-Qué sabe nadie de esto, sigue el Melu compartiendo plenamente en el Cádiz de los años 70 lo que su abuelo diría en el Cádiz de 1840, cuando el flamenco tomaba formas propias de cante y de baile en los barrios marginales y bajo de los escenarios, por lo que no estaba en los escritos.
-Es la alegría y la pena de nosotros, de nuestra raza, esa cosa íntima que toca a nosotros na más. Nuestros cantes, nuestra fiesta. El dolor y la alegría de una raza expresada por medio de la copla.
Cante: Dolores Agujetas. Guitarra: Manuel Parrilla***.
*** 19 ene 2020. Revista Deflamenco. Sara Arguijo...
Cante: Dolores Agujetas. Guitarra: Manuel Parrilla. Ciclo: Íntimos de Triana. Lugar: Flamenquería Sevilla. Fecha: Viernes 17 de enero. Aforo: Lleno
Para que sientan cómo es Dolores Agujetas y la sensación que dejó este viernes en la inauguración del ciclo Íntimos de Triana que ha puesto en marcha Carlos Reverte ‘Rufo’ en Flamenquería voy a intentar que esta reseña sea directa, y precisa, como su cante. Que sale a borbotones. Duro, seco, primitivo, estomacal, sin procesar y sin filtro alguno.
Ese cante cuya belleza radica en la naturalidad que ahora otros buscan y ensayan. Que no pretende impresionar, sino satisfacer una necesidad vital propia. Seguramente porque el flamenco es su lenguaje congénito, el que le sirve de desahogo para lo bueno y lo malo. Con el que se redime.
De hecho, aunque el público le jaleó “valiente” por la manera en la que esta mujer encierra los tercios en su boca, nosotros sentimos que lo de Dolores Agujetas no es tanto arrojo como sed y hambre. Y por eso da la sensación que sólo le sale a veces, si está a gusto y quiere y, desde luego, nunca igual. En este sentido, fue un placer escucharla tan cercana y cómplice con la guitarra sabia, acompasada e inspiradora del gran Manuel Parrilla, con su toque detallista pero esencial. “Que me lleve donde él quiera”, dijo la Agujetas.
El recital no duró más que los 45 minutos de reloj que dura su escueto repertorio de tientos tangos, soleares, seguiriyas, fandangos, bulerías y tonás. Porque ella salió a vomitar la verdad que lleva en la garganta y fin. Sin efectismos ni falsos montajes. Mirando a la cara y golpeándose el pecho. Rompiéndose a cachos.
Dolores Agujetas, el cante roto. Sara Arguijo. Revista Deflamenco
La Chana, bailaora.
Beatriz del Pozo****.
Para alcanzar el artista «lo que no está en los escritos», como lo expresa «La Chana», alma jonda, suya: «viajo a un lugar… y allí improviso» el compás, aspiración suprema neoplatonismo.
**** La Chana, compás y neoplatonismo...
Lucija Stojevic directora del documental «La Chana, sobre la bailaora flamenca nacida en L’Hospitalet de Llobregat en 1947. El estreno mundial en el International Documentary Filmfestival Amsterdam (IDFA) 2016. Ganó el premio del público. Proyectado en unos cincuenta festivales, entre ellos el canadiense Hot Docs, Sheffield Doc Fest (Reino Unido), Ambulante (México), el Festival de Málaga. Premio del público en Le Voci dell’Inchiesta (Italia) y Premio Chopin’s Nose al mejor documental sobre arte y música en el Docs Against Gravity (Polonia). Distribuido en los cines de esos países, se ha vendido también a unos cuantos canales de televisión: YLE (Finlandia), SVT (Suecia), VPRO (Paises Bajos) y Canal + Polonia. Nominado a los Premios Europeos de Cine (EFA) como mejor documental europeo.
Carta de Génesis García a Beatriz del Pozo, autora del libro «Después de contestarte, he estado viendo entrevistas y fragmentos en vídeo de vuestro trabajo, de tu libro y del documental. Me ha interesado el testimonio en vivo de La Chana de la experiencia de bailar con la piel como límite, de su pasión jonda por el compás como ansia de perfección inalcanzable pero a la que ella aspira, aunque vuelva derrotada para volver a perseguirla en su próximo baile. En el minuto 11 describe el bailar para dentro, esa experiencia única de bailar más allá del escenario, del público y de ella misma. Un estado de alucinación por el que ella navega buscando la perfección a la que, aunque nunca la alcance, siempre aspira. He quedado sorprendida al ver con que espontaneidad habla como escribía Fray Luis en su “Oda a Salinas”. Aspiración platónica, que en La Chana no es un producto intelectual, sino existencial. Aunque, al fin, para expresarlo, demuestra un extraordinaria capacidad de comunicar sentimientos a través de un lenguaje oral que maneja a la perfección.»
El flamenco ha traspasado la batalla por el alma nacional para imponerse como arte de expresión universal
El flamenco, que no está en los escritos, por los escritos vive*****. Escritos de la flamencología y la cultura jonda han dado al flamenco:
• Una nueva percepción social que le ha valido el apoyo institucional.
• Una poética de la voz y el gesto jondos como metáfora universal que le ha valido la comprensión supranacional.
• Con la capacidad de puentear el tiempo y la historia y alcanzar a todas lenguas, patrias y naciones.
• Porque el flamenco no pertenece al ámbito de la palabra nacional sino al de la metáfora universal.
***** Sin los escritos de la Cultura Jonda,...
sin la obra de músicos nacionalistas, de Falla, Lorca y las vanguardias, sin la pintura expresionista, sin la Flamencología y la legitimidad que los escritos dieron y dan a su cobertura institucional, desde el Ayto de Granada en 1922 hasta la fecha… y desde el gobierno español y la UNESCO de los años 60 hasta los miles de programas culturales de instituciones españolas, universidades y conservatorios de música actuales… la llama del flamenco hubiera perecido entre los escombros del burdel modernista. Y, no obstante necesitarse, el flamenco mantiene relaciones difíciles con la escritura. Porque el flamenco, que no está en los escritos, por los escritos vive.