SIGLO XX: FLAMENCO, EL AMO DE LA ESCENA
FLAMENCO «ON FIRE», UN ARTE TRADICIONAL EN PLENO ARDOR DE SU LLAMA VIVA
Génesis García. 2020
Andrés Maya – Foto: Remedios Malvárez
Relación antigua y conexión estilística de abajo arriba de los escenarios*: la zarzuela se inspira en ambientes rufianescos, manolos y flamencos.
Arriba, alma blanca legítima al gusto nacional: folklore, zarzuelas, sainetes, tonadillas;
Abajo, alma negra bastarda al gusto extranjero: gitanerías, flamenquerías y flamenco.
Relación en La canción de la Lola, 1880, y Cádiz, 1886, de Chueca y Valverde. Relación entre La Tempranica, de Jerónimo Giménez, 1900, con las «gitanerías» de La vida breve, 1904-13, y El amor brujo, 1915, de Manuel de Falla.
Personajes ya lo dicen todo: María la Tempranica, gitana, enamorada de don Luis, señorito andaluz. Grabié, hermano de María; Salú, gitana; Zalea, gitano; Pastora, gitana; Gitano, cantaor de flamenco; Don Ramón y Mr. James, ingleses cómicos
* Arriba y abajo de los escenarios...
Aunque las músicas blancas de arriba de los escenarios peleaban contra las músicas negras de debajo de los escenarios, denostadas en los escritos como infame y bastarda expresión de los cantos y bailes nacionales “a lo gitano o a lo flamenco”, lo cierto es que músicos y libretistas liberales del género lírico integraban en sus obras de gitanismos y flamenquerías que les garantizaban el éxito en sus representaciones. Así, aunque lo flamenco estaba musical y socialmente excluido de la patria musical liberal hispana, sainetes, tonadillas y zarzuelas se trufaban de flamenquismo y los escenarios se llenaron de gitanos andaluces, especialmente gaditanos, que empezaron a llegar a la capital donde encontraban trabajo y formas de ganarse la vida con sus cantes y sus bailes y lo cómico de sus hechuras teatralizadas.
Testimonio de Fosforito al intervenir como cantaor de flamenco en La Tempranica
Subiendo y bajando de los escenarios del alma española: Fosforito testimonio**
Al cantar en La Tempranica…
«donde hay un cante por soleá, un cante por caña, un cante por tangos, uno de tanguillos y una nana final».
** El cantaor de Puente Genil,...
Antonio Fernández Díaz, “Fosforito” fue testigo y protagonista de este trasiego de la música popular de autor culto y el flamenco que se producía arriba y debajo de los escenarios:
“El flamenco era una forma de vida –me contaba el propio Fosforito en una entrevista que le hice en 1999 acerca de su propia biografía como cantaor de flamenco-. entonces escucho tocar las palmas, escucho tocar la guitarra, escucho cantar…y te voy a explicar una anécdota, es que hace cuatro o cinco años, por Navidades, el maestro Odón Alonso, maestro de orquesta, de la sinfónica de Málaga, me llama: “Oye, vente, que tengo una cosa aquí, quiero que me hagas el final de una partitura de Jerónimo Giménez”. Era un autor de Sevilla, hizo los bailes de Luis Alonso… Era para grabar una partitura que llaman ‘La Tempranica’, estrenada en 1900, con libreto de Julián Romea, “…. y que hay un cante por soleá, un cante por caña, un cante por tangos, uno de tanguillos y una nana que quiero que tú hagas”. Le digo “maestro, si está en mi tesitura, encantado” y dice “si no está, lo arreglamos”. Total, que fui allí con el piano, me da la partitura con la letra, y digo “¡esta la conozco yo!” [canta]… La conocí precisamente por mi madre, muchas veces cantaba, y era del otro siglo. Una belleza porque esa nana yo la recordaba de mi más tierna infancia, y me acuerdo cuando tenía cuatro o cinco años, se la cantaba a mi mare – y cuando se la canté al maestro, se quedó asombrao: “¿tú has leído esto?…¡¿tú cómo te puedes acordar de eso?!” En la partitura lo había tomado tan perfecto, que lo reconocía inmediatamente”.
Siglo XX: cenizas, monumento y olvido***. La zarzuela inicia su decadencia, hasta su práctica desaparición en los años 50.
Monumento a los saineteros madrileños. Lorenzo Coullaut Valera. 1913
*** Zarzuela, chulas y chisperos, monumento y olvido...
Monumento de Lorenzo Coullaut-Valera de 1913, homenajeando a Ramón de la Cruz, Ricardo de la Vega, Federico Chueca y Francisco Asenjo Barbieri, los grandes del género lírico grande y chico. En el plano superior hay un grupo en bronce formado por una manola y una chula, a quienes piropean un chispero y un chulo de los barrios bajos, los negros del partido de la capa y el chambergo: reaccionarios, antiiliustrados y antiliberales desde el Motín de Esquilache, absolutistas del partido del Rey (vivan las caenas), no de la nación constitucional. Los mismos que vimos en “El paseo de Andalucía”, de Francisco de Goya. Y los mismos contra los que se amargamente se lamentaba, por considerarlos canalla popular reaccionaria, José Cadalso.
Ya entonces costó inaugurarlo. Finalmente lo hizo el alcalde de Madrid. Asistió una infanta y el gobernador civil, académicos de Bellas Artes, músicos como Tomás Bretón Hernández y izo Bartolomé Pérez Casas, además de Joaquín y Serafín Álvarez Quintero entremezclados con familiares de los entonces ya desaparecidos y en ese momento homenajeados en el monumento.
«Durante una temporada larga tuve perdida la pista de ese monumento escamoteado, y miraba el farol como si fuese esa cruz del camino que indica dónde está enterrado el que murió de un accidente violento. Debajo de él yacían chisperos y autores mezclados, como en una fosilla común. Sólo después de mucho tiempo, un día, al bajar por el paseo del Canal hacia el embarcadero para pasearme por esos viveros que tiene el Ayuntamiento junto a la ribera del Manzanares, me encontré con que estaba allí ese monumento, muerto de humedad y de sordidez en la hondonada sombría de esos jardines junto al río pestilente de tan malos efectos cuando anochece. ¡Pobres chisperos y pobres saineteros, arrumbados tan pronto en ese falso jardín de allá abajo!.»
JIMÉNEZ BLOG
Contra todo pronóstico, y sin presentarse en el campo de batalla, el flamenco ganaría la guerra por el alma nacional
En la ida y vuelta en la guerra por el alma nacional, arriba y abajo de los escenarios, el flamenco, que no estaba en los escritos si no eran antiflamenquistas, que no formaba parte de ningún programa político nacional, como la zarzuela y el folklore, ganó la guerra que en el siglo xix liberales, krausistas y folkloristas le habían declarado en la disputa por el alma nacional.
Y se hizo el amo de la escena y del alma española. Y lo mismo que la saeta flamenca y las tonás y siguiriyas acabaron con los pregones y saetas de la liturgia popular tradicional, ocurrirá con el baile flamenco, que acabará con todo el género nacional y español y la escuela bolera tradicional.
S. XXI: flamenco, el amo de la escena.
Del género lírico, estático y residual, al género flamenco, vivo y actual****.
«La tradición es la transmisión del fuego, no la adoración de las cenizas» Gustav Mahler.
Antes, el género nacional y español al rescate del flamenco: blanqueando jácaras y flamencas para sainetes, tonadillas, zarzuelas y bolerasahora, el flamenco acude al rescate del género lírico, poniendo la llama que lo hace de nuevo arder sobre sus cenizas.
**** Folklores, tonadillas, sainetes y zarzuelas,...
género lírico y estampas musicales de variada índole, expresamente escritas por libretistas y músicos liberales con las que se intentó construir desde el liberalismo ilustrado el alma nacional española. Ha quedado en costumbres, cantos y bailes residuales, en una cultura tradicional musical fijada en el tiempo tal como era y que permanece aventando sus cenizas, exhibidas como nostalgia estática de un tiempo que fue y ya no es. Lo mismo que aquellas músicas que representa en piedra, y que estuvieron arriba de los escenarios, ahora están, como el propio monumento, olvidadas.
Es por eso que, paradójicamente, para que las músicas blancas tradicionales españolas vuelvan a tener vida en los escenarios han necesitado que sea el despreciado género flamenco el que prenda en ellas su llama viva, roja y negra, para que entren en calor y, si acaso ardan de nuevo, las cenizas grises del género lírico. Y mientras que otras músicas nacionales apenas perviven en los escenarios insuflándose algo de flamenco y otras músicas y danzas para mantenerse vivas, el flamenco vive siempre y ahora más que nunca en pleno ardor de su llama. El flamenco permanece en el mundo todo simbolizando el alma española como un arte vivo que desde el siglo XX da a otras músicas mucho más de los que recibe, inflamándolas de raíz, tradición y modernidad al mismo tiempo.
Finalmente, en esta puja entre un género alabado, el folklore y el género lírico y sus cantos y bailes blanqueados para los escenarios, y el flamenco, denostado en los escritos de krausistas y folkloristas, ganó el flamenco, a varias bandas.
1) Ganaron como espectáculo las maneras gitanas o gitanizadas de interpretar los cantos y bailes tradicionales.
2) Ganó el flamenco como cante, ya que los cantos monódicos tradicionales hispánicos, pregones litúrgicos, saetas populares, cantos de trabajo y de arrieros, etc… pasaron a triunfar como género flamenco convertidos en tonás y seguiriyas que portaban la fuerza antigua que surcaba la voz hispana monódica tradicional.
3) Y también ganó el baile flamenco en su repertorio de café cantante y de ballet flamenco por la fuerza del gesto de imperio y libertad de la bailaora, que no estaba limitada por el academicismo de la Escuela Bolera hispana.
4) Y lo mismo que la saeta flamenca y las tonás y siguiriyas acabaron con los pregones y saetas de la liturgia popular tradicional, ocurrirá que el baile flamenco acabará con todo el género nacional y español y la escuela bolera tradicional, según Marta Carrasco nos explica de forma tan competente y didáctica en el video propuesto.
5) Y ganó el flamenco incluso como representación musical simbólica del alma española a partir del Nacionalismo musical europeo, movimiento revolucionario que aventaría las cenizas de la tradición musical y que avivó la llama del arte flamenco. Y cuando se pusieron a esa tarea reivindicativa en España los Machado primero e inmediatamente después Manuel de Falla y Federico García Lorca, que arrastraron consigo a músicos, poetas, ensayistas y artistas plásticos de la Generación del 27, para conseguir que el flamenco, limpio de flamenquismo, fuera digno representante musical del alma nacional española. Reivindicación, mitificación y redención del flamenco por la Cultura jonda que la Generación del 27 llevó a cabo, expandida por el activismo político y musical flamenco de los años 50 a los 80 del siglo XX, que ha permitido que el flamenco haya sido presentado al mundo, que el flamenco viva. Hasta en boca de los que arrojan “basura bajo las estatuas”.